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Colecciones Palacio Real Madrid

octubre 9, 2022

En el mismo se contempla al trono español custodiado por Apolo y Minerva, tal como por representaciones de las Virtudes.​ En el lado opuesto, unos amorcillos vuelan portando la insignia de la Orden del Toisón de Oro. La glorificación de la monarquía y del soberano reinante es el tema de todo el grupo.​ Muy señalada es la zona del zócalo, donde, de forma verdadera y diferente se muestran alegorías de las diversas regiones y pertenencias españolas, con sus atributos propios. Era el lugar donde el rey se vestía en presencia de la Corte, según la costumbre de la temporada.​ Su decoración, realizada por Matías Gasparini, presenta enormes originalidades del tipo chinoiserie en estilo rococó.​ Los muebles, el suelo de mármol y el tapizado de las paredes se diseñaron como un conjunto. En fecha reciente, la seda de las paredes hubo de reemplazarse por su estado deplorable, más allá de que sus bordados se cosieron laboriosamente sobre el nuevo tejido. La fachada meridional se distingue como primordial por la existencia de un cuerpo central añadido sobre la balaustrada, llamado ático, en el que figuran las estatuas de Felipe V y su primera mujer María Luisa Gabriela de Saboya en los extremos, y las de Fernando VI y su esposa Bárbara de Braganza en el centro.

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La estancia presenta un orden de pilastras llanas realzado con columnas adosadas de fuste estriado, coronadas por capiteles con la representación del Toisón de Oro, castillos y leones, iguales a los de las columnas de la escalera primordial. La bóveda fue decorada por Sabatini en 1761, usando parejas de sátiros que sostienen medallones representativos de los cuatro elementos.​Giaquinto fue el responsable de la decoración pictórica de la bóveda con el tema El nacimiento del sol, bajo el que se puede ver El triunfo de Baco. Sobre la puerta de entrada desde el Salón de Alabarderos representó La majestad de la Corona de españa. El alzado del Palacio se constituye de un basamento almohadillado, sobre el que se eleva el cuerpo principal de la construcción, estructurado por pilastras dóricas de orden gigante entre aquéllas que se abren ventanas y balcones.

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Y vamos a seguir con pinturas de artistas como Mengs, Goya, Tiépolo, Paret y Maella, además de instrumentos musicales, moblaje, fotografía y artes decorativas propias de las últimas tres centurias. También en este nivel se explica cómo el Estado, por medio de Patrimonio Nacional, aceptó la administración de las Compilaciones Reales y los Reales Sitios. La cámara de Carlos IV, ahora llamada Cámara Oficial, sigue el programa ornamental trazado para establecer la relación de Trajano y Adriano como predecesores de la excelencia hispánica. Aquí cuelga una enorme lámpara regalada a Isabel II en 1846 con ocasión de su boda, y la decoración se completa con una gran alfombra de estilo neoclásico . En esta sala es donde el rey recibe las cartas credenciales de los embajadores acreditados en España, y es asimismo donde festeja sus audiencias militares.

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En la Real Biblioteca se conservan los libros que algunas de las reinas y también infantas españolas singularizaron con sus distintas fabricantes de propiedad. La iniciativa Encuadernaciones con cifra real Reina Sofía, iniciada en 1992, da continuidad a esta compilación. El libro objeto de esta encuadernación artística es un ejemplar de la edición de un poemario del poeta premiado con el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, de periodicidad anual.

Hasta la actualidad el acceso a estos jardines se hacía por la puerta del recorrido Virgen del Puerto. Esta puerta está tan distanciada para el viandante que, en la práctica, y pese a estar unidos, el Campo del Moro y la región de Palacio quedaban muy separados. La última planta de visita pública, la -3, se dedica al siglo XXI, con un cubo inmersivo donde se proyectará imágenes en 360º de espacios arquitectónicos y naturales de distintos Reales Sitios. De comienzo encontraremos los planos del Palacio Real, construido tras el incendio del viejo alcázar.

El emperador Carlos I empezó con reformas en el alcázar, empleando ahora una arquitectura renacentista, pero fue verdaderamente Felipe II quien impulsó mayores obras empleando a artistas de Italia, Francia y los Países Bajos. Fue por entonces en el momento en que se construyó la llamada Torre Dorada y la Real Armería, derribada en 1894. En la constitución del fondo original de la Real Biblioteca es observable el afán por reproducir un Gabinete de Hermosas Artes en el que distintas colecciones, no solo bibliográficas, compartiesen exactamente el mismo espacio.

La Real Biblioteca: Introducción Histórica

En la Segunda Antecámara de la Reina se ha guardado, desde tiempos de Carlos III, la colección de piezas de plata para uso cotidiano de la Familia Real, cuberterías y trofeos deportivos ganados por Alfonso XIII y su hijo, don Juan de Borbón. Un cuadro de gran tamaño, La familia de Juan Carlos I, obra del pintor contemporáneo Antonio López García, se ha incorporado a la decoración de este espacio últimamente. ​​La Real Biblioteca es la que, con los nombres de Real Particular o de Cámara, sirvió como biblioteca privada a los reyes de la Casa de Borbón desde la llegada de Felipe V. A esta institución debe ponerse en contra el término de Real Pública con que se distinguió de la Privada la que el día de hoy es Biblioteca Nacional. Su separación determinante se causó en 1836, año en el que la Real Pública pasó a manos del Estado y a ser gestionada por el Ministerio de la Gobernación del Reino.

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Rematando la cornisa del edificio se planificó la impresionante balaustrada con la serie de reyes españoles, que Carlos III logró bajar, como ya se ha contado, con el objetivo de dotar a la construcción de un aire más clasicista. El software de Sarmiento, que concebía el Palacio como efigie de la «España Armada» y nuevo Templo de Salomón, fue siendo adaptado sobre la marcha, dada la dificultad y el elevado número de estatuas que requería. El aumento de libros en la colección real fue incesante desde el nacimiento de la Biblioteca. Herencia de su principal creador, Felipe V, fue también el propósito renovado por sus sucesores de enriquecer la librería con cosas «singulares, extrañas y poco comúnes».